El día que envié una bomba por correo.

En el lugar donde trabajo, el suministro de agua caliente para las duchas y lavatorios de las habitaciones, se realiza mediante un sistema central, desde el cual se envía hacia todo el edificio, a través de un complejo sistema de cañerías, y con la ayuda de bombas de circulación, el agua calentada por una caldera y almacenada en grandes tanques de acero inoxidable.

No es cosa rara que alguna de las bombas falle con frecuencia, por lo que antes de proceder a comprar una nueva, se envía a un taller, en la capital del país para su revisión. Eso lo amerita el alto costo de cada bomba, que ronda los 450 dólares aproximadamente.

Para el envío de este artefacto, hay que pasar por un control aduanero. Este control se realiza en la ciudad donde vivo, debido a la frontera abierta que existe con brasil, y básicamente es un trámite  verbal, como medida de prevención del envío de mercaderías de contrabando. Es algo rutinario y rápido. Por lo general no revisan nada, y únicamente se limitan a preguntar qué se está mandando, luego lo sellan, y queda liberado para remitirlo a través del medio preferido. (El sello del control aduanero es imprescindible, dado que si no aparece, la encomienda es rechazada por el correo)

Precisamente, no hace mucho, se rompió una de esas bombas. Acostumbrado a la rutina, tomé una caja pequeña, la metí adentro, y la envolví con papel de embalaje, para enviarla al taller. 

Al llegar a la aduana, me preguntaron qué contenía la caja, a lo que, sin darme cuenta,  y sin ninguna intención de hacerme el gracioso respondí sencillamente:

- Una bomba.

Los funcionarios se miraron entre si, y luego enfocaron en mi, sus ojos nada simpáticos.

-¡Así que se está haciéndose el gracioso? Le advertimos que dias atrás debimos llamar a la policía, y fue llevada a la cárcel por un par de días, una señora que le mandaba alimentos a su hijo, pero que dijo que estaba enviándole drogas.
Así que le pedimos que nos responda: ¿Que hay en ese paquete?

Volví a insistir, inocentemente, en mi respuesta : - ¡Una bomba!

De forma brusca, casi violenta, uno de los funcionarios me quitó el paquete, y de muy mala manera rompió el papel que envolvía la caja y la abrió....se quedó mirando el contenido, y, tras unos segundos de duda, sorpresa, y con un poco de desconcierto en su mirada, que ahora había cambiado de furiosa, a vergonzosa, dijo con un tono de disculpa: -"...es una bomba..." 

No dije nada. Envolvieron todo nuevamente, con mucho cuidado, cerraron adecuadamente con cinta adhesiva, pusieron el sello de AUTORIZADO, y me retiré hacia las oficinas de las empresas de carga. 

Solo cuando estuve fuera de la terminal, me permití sonreír...ampliamente...


You have read this article anécdota / bomba with the title El día que envié una bomba por correo.. You can bookmark this page URL http://celebrityapprenticey.blogspot.com/2013/04/el-dia-que-envie-una-bomba-por-correo.html. Thanks!