En el día internacional del beso: 11 grandes besos cinematográficos.


El 13 de abril se celebra el Día Internacional del Beso, una fecha que surgió gracias al beso más largo de la historia, que duró 46 horas 24 minutos y 9 segundos. En muchas ciudades, diversos tipos de concursos se organizan este día, principalmente aquellos en los que los participantes deben establecer registros de besos.

La idea detrás del Día Internacional del Beso es que al parecer muchas personas han olvidado los simples placeres asociados con el beso por el beso mismo, a diferencia del besarse como mera formalidad social o como preludio de las relaciones sexuales o de otras actividades. El besarse puede ser una experiencia gozosa y placentera por sí misma. Es una expresión de la intimidad.


También ha funcionado como contrapeso a prohibiciones que existen en algunas ciudades y en algunos países que impiden que las personas se besen o incluso se abracen: por ejemplo, el caso de un profesor que fue arrestado unas horas en la ciudad de León, en el estado de Guanajuato, en México. Fuente


Celebrando el beso, repasamos los mejores 11 besos del cine:


El primer beso 

La escena es de 1896 y fue un encargo encargo de Thomas Alva Edison al director William Heise, que fue quien la rodó.

Son 47 segundos en un único plano y es la escena final del musical The widow Jones. En ella se ve a John Rice besando castamente a la actriz May Irwin en los labios. Es el primer beso de la historia del cine.

El alboroto que causó entre las mentes bienpensantes solo es comparable al valor documental que hoy, 116 años después, tiene ese pedazo de celuloide, que en 1999 fue considerado «culturalmente significativo» por la Biblioteca del Congreso de Estados Unidos y que fue seleccionado para su preservación en el National Film Registry.

Desde entonces, los besos se han convertido en moneda de curso común en el cine. Un aderezo necesario en dramas, melodramas, comedias y hasta en las películas de acción.

Crepúsculo

«Entonces sus fríos labios de mármol presionaron muy suavemente los míos. La sangre me hervía bajo la piel quemándome los labios. Mi respiración se convirtió en un violento jadeo. Aferré su pelo con los dedos, atrayéndolo hacia mí, con los labios entreabiertos para respirar su aliento embriagador». Así cuenta la novelista Stephenie Meyer en el primer libro de la saga vampíricojuvenil Crepúsculo el encuentro entre Edward Cullen y Bella Swan. En la película, el primer beso entre la humana (Kristen Stewart) y el vampiro (Robert Pattinson) fue algo parecido a la resolución de una tensión sexual, con mucha carga emocional pero sin una pizca de la carnalidad que se desprende leyendo el libro. Todo muy casto y muy puro. Como de cuento de hadas.

La dama y el vagabundo

Que sepamos, los espaguetis con albóndigas nunca han sido afrodisiacos, pero ese plato de pasta es el que consigue que Golfo y Dama, de La dama y el vagabundo, se besen. Por casualidad, eso sí, tras sorber ambos el mismo espagueti. Un beso accidental, pero muy dulce, que los críticos consideran como el bejor beso que se ha dado nunca en una película de animación.

Titanic

En el centenario del hundimiento del Titanic y en el 15 aniversario de la multioscarizada película que en 1997 dirigió James Cameron (y que en este 2012 se ha reestrenado en 3D) no podía faltar el beso que Leonardo DiCaprio (Jake) y Kate Winslet (Rose) en la proa de un transatlántico que se acerca a toda máquina a su final. La escena, de más de dos minutos de duración está en la cabeza de todos: Jack le pide a Rose que pierda el miedo y que suba a la proa del barco, con los brazos abiertos para experimentar la sensación de libertad. Entonces ella suelta eso de «estoy volando, Jack», y él la besa. Un beso dulce, cálido y romántico que anticipa el dramón final.

Ghost

El beso entre Molly (Demi Moore) y Sam (Patrick Swayze) en Ghost mientras ella trata de levantar una vasija en el torno de alfarera está considerado como uno de los más sensuales de la historia. En una encuesta realizada en 2009 y a la que respondieron 43.000 internautas, Ghost fue elegida como la mejor película romántica de la historia, por delante de un hit como Pretty Woman. Para los curiosos: muchos críticos ven en la vasija que está componiendo Demi Moore un clarísimo símbolo fálico, que acaba derrengado tras la escena. Y no decimos más...


De aquí a la eternidad

El beso más tórrido, húmedo y adúltero de la historia del cine es el que se dan sobre la arena de la playa y mecidos por las olas el sargento Warden (Burt Lancaster) y la esposa del capitán, Karen Holmes (Deborah Kerr) en De aquí a la eternidad. La película fue una de las pioneras de Hollywood en adaptar un best-seller duro de James Jones, muy del gusto de la América de principios de los años sesenta, y en mostrar sin complejos las motivaciones sexuales y las frustraciones de los personajes. Pero lo que ha quedado para la historia es la contundente masculinidad de Burt Lancaster revolcándose por la arena con la cálida y siempre apetecible Deborah Kerr.

El diario de Noa

Noa (Ryan Gosling) y Allie (Rachel MacAdams) viven una historia de amor que dura décadas y que está reflejada en El diario de Noa, que da nombre a la película. En el momento de este apasionado beso, en el embarcadero y bajo la lluvia, Allie descubre que Noa le ha escrito 365 cartas de amor, una por cada día del año, pero que su posesiva madre no le ha dejado leerlas. Un dramón de los que se ven con un pañuelito en la mano y con la luz tenue por si se te escapa una lagrimilla.

Lo que el viento se llevó

Pongámonos en situación. Estamos en 1939 y ante una película de época (concretamente de la Guerra de Secesión americana, entre 1861 y 1865), de esas en las que, si las mujeres son fuertes, los hombres lo son aún más. Scarlett O'Hara (Vivien Leigh), la joven más bella, caprichosa y egoísta de la región conoce al simpático, cínico y apuesto Rhett Butler (Clark Gable), un vividor arrogante y aventurero con solo dos deseos: hacerse rico y conquistar el corazón de Scarlett. Lo que el viento se llevó es una historia repleta de amor, odio, amistad, aventuras, guerra, la escena cumbre, además de la final («A Dios pongo por testigo que nunca más pasaré hambre»), es cuando Rhett besa a Scarlett ante la resistencia de ésta. El sureño está cansado de sus desplantes y, tras el beso, la sube por las escaleras camino del dormitorio. A acabar lo que ha empezado.

Mi chica

Mi chica es una de esas películas noñas y agradables que todo el mundo recuerda. No porque sea una obra maestra, sino porque es tan ingenua e inocente que no se olvida nunca. La protagonizan un jovencísimo Macaulay Culkin y Anna Chlumsky y está envuelta de un halo de inocencia, sensibilidad y alegría que hace que el espectador se sienta cómodo viéndola y que, al ver cómo la pareja de niños junta sus labios, recuerde cómo fue su primer beso.

Desayuno con diamantes

El beso de Holly Golightly y Paul Varjak (Audrey Hepburn y George Peppard) en la secuencia final de Desayuno con diamantes, mientras suenan los acordes del Moon River de Henry Mancini, es otra de esas escenas grabadas en el subconsciente colectivo. En plena calle, empapados por la lluvia y con un gato entre ambos. La escena ya tiene 51 años pero se conserva fresca como el primer día. Y no es por el agua...

Match point

Él es Jonathan Rhys-Meyers. Ella, Scarlett Johansson. Y la película, Match point, de Woody Allen. Todo va como la seda hasta la famosa en la que Rhys-Meyers y Johansson se besan en un trigal a medio crecer mecido por la lluvia. Entonces, ella se convierte en el objeto de deseo de medio mundo y él en el tipo más envidiado. Para el otro medio, el objeto de deseo es él y ella la mujer más odiada. Nunca llueve a gusto de todos. Salvo en las películas y si hay un beso de por medio.



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