La personalidad de un psicópata.

Desde la carencia de ética, usar a las personas hasta si los hace o no delinquir.
La imagen que tenemos de un psicópata construida en gran medida por los medios de comunicación, como la de un depredador que busca, acecha, captura, tortura y da muerte a su víctima a sangre fría sin remordimiento, sólo corresponde a la figura de algunos de estos individuos, pero no a la de todos. Muchos psicópatas no llegan a cometer crímenes violentos.

Desde una perspectiva clínica, ser psicópata no es sinónimo de ser criminal, de hecho, muchos de los individuos que padecen este trastorno de la personalidad nunca tienen problemas con la justicia. Algunos de ellos pueden ser trabajadores informales, empresarios sin escrúpulos, políticos corruptos o profesionistas que actúan con una carencia total de ética y que utilizan su prestigio y poder para victimizar a sus clientes, pacientes o a la sociedad en general.

Las personalidades psicópatas pueden llevar una vida ordinaria. Trabajan, se casan y pueden ser prominentes profesionistas, aunque los rasgos de su personalidad impiden que su empleo y matrimonio sean duraderos. Robert Hare, profesor de psicología forense en la Universidad de Columbia Británica, señala que, en Canadá entre 25 y 30% de los maridos que maltratan a sus esposas de manera reiterada y que en la actualidad están en un programa de tratamiento impuesto por un tribunal, son psicópatas.

Otra característica de los psicópatas es que suelen tener una vida personal caótica, casi siempre están en problemas o cerca de ellos. Así mismo, las personalidades psicopáticas satisfacen sus necesidades valiéndose de reglas propias y utilizan a las otras personas como objetos. Otro dato relevante es que la mayoría de las personas con este trastorno son hombres. De acuerdo con el Manual Diagnóstico y Estadístico de las Enfermedades Mentales, los varones son tres veces más propensos a presentar psicopatía que las mujeres, y en ambos casos, ocurre con mayor frecuencia en el rango de edad entre los 25-44 años.

Las características ambivalentes de la personalidad psicopática han hecho de este trastorno una preocupación desde la antigüedad. Existen registros de personas cuyo tipo de conducta llamaba fuertemente la atención y a quienes no se les podía calificar de “locos” ni de “cuerdos”. Philippe Pinel, considerado por muchos como el padre de la psiquiatría moderna, fue el primero en utilizar el concepto clínico de la psicopatía al acuñar el término manie sans délire o manía sin delirio para diagnosticar a aquellas personas que mostraban una “ira incontrolada y tenían un funcionamiento intelectual normal”.


Más tarde James Prichard, psiquiatra inglés, introdujo el concepto de moral insanity o locura moral con el que se refería a la locura del juicio más que de la inteligencia. En 1941, el psiquiatra norteamericano H. Cleckley escribió un libro llamado La máscara de la salud para referirse a este tipo de personas.

En la historia existen casos como Jack el destripador, pseudónimo del tristemente célebre asesino en serie que actuó en Londres en 1888 y que estranguló y mutiló a cinco prostitutas.

Seres sin alma
A los psicópatas se les ha descrito coloquialmente como “humanos sin alma”. Esta falta de calidad espiritual los convierte, por decirlo de alguna manera en máquinas muy eficientes, por estas características es muy común encontrar una relación muy estrecha entre la psicopatía y el comportamiento antisocial, aunque como se dijo anteriormente, no todos los psicópatas caen en la delincuencia y criminalidad, es un hecho que cuando así sucede, se distinguen del resto de los criminales por que su comportamiento tiene un carácter terriblemente predador, es decir, ven a los demás como presas emocionales, físicas y económicas.

Los psicópatas predominan entre los asesinos en serie que planifican fríamente sus asesinatos, tienen gran habilidad para camuflarse, engañar y manipular, así como para acechar y localizar los “cotos de casa” que suelen ritualizar sus asesinatos con el ataque final del trofeo de su víctima simbolizado en una prenda u otro objeto que toman como recuerdo.

Pero más allá de que se conviertan o no en asesinos seriales, lo cierto es que los psicópatas abundan entre los delincuentes. El Estudio para la evaluación de riego de violencia de la Fundación McArthur, la investigación más amplia y exhaustiva que existe sobre el tema, reporta que su incidencia en la población normal es de 1 a 3%, mientras que en la población reclusa el porcentaje de individuos con psicopatía llega a ser de hasta el 25%.

Así mismo, investigaciones realizadas por Robert Hare, de la Universidad de Columbia Británica, muestran qu entre los psicópatas las tasas de reincidencia criminal es muy alta. Esto es que antes de transcurridos 6 años después de su puesta en libertad más del 80% de los psicópatas frente al 20% de los que no presentan este trastorno reinciden de manera violenta. Una violencia llevada a cabo de manera fría y sin escrúpulos que parece aumentar de intensidad con la reincidencia.



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